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LA IRIDOLOGIA. La iridología es una técnica indolora y económica que resulta apropiada también para quienes detectan las enfermedades a través de los análisis sanguíneos, las radiografías, las biopsias y otras pruebas diagnosticas de la medicina alopática, así como para quienes desean conocer sus estados de salud general con fines preventivos en busca del terapeuta adecuado.
NILS LILJEQUIST
En 1900 aproximadamente, Nils Liljequist, descubre los signos de envenenamiento, siguiendo los pasos de Peczely. Liljequist era un homeópata sueco que completó y mejoró el mapa de Peczely.
Este tenía un buen campo donde observar, ya que en los países nórdicos hay una predominancia de los iris azules y las coloraciones podían observarse con mayor claridad.
En 1893, publica un tratado sobre las heterocromías del iris, titulado: “Om Oegendiagnosen”. Peczely creyó que Liljequist lo copiaba, hasta que se conocieron y completaron una teoría con la otra. Nils fue el que introdujo la iridología a Estados Unidos y también el fundador de la escuela americana.
LA ESCUELA AMERICANA
HENRY LINDLAHR
Destacó como adalid de la “crisis curativa” y opinaba que toda enfermedad aguda es un esfuerzo de limpieza propio y natural del organismo.
3.- LA DENSIDAD DEL IRIS.
Uno de los primeros signos generales que hemos de buscar al observar un iris es su densidad. La densidad es la expresión del estado de textura del tejido que forma un iris. Esencialmente, una densidad peor está constituida por fibras conjuntivas más laxas, que suelen formar grandes lagunas, criptas, dehiscencias, desgarramientos del tejido, etc. Si se interpreta a un nivel general todos estos signos, sin detenernos a pensar si se encuentran en tal o cual zona del mapa iridológico, podremos hacer una valoración del estado constitucional general del organismo.
«De este modo, mientras que el color del iris es indicativo de las tendencias hereditarias sobre la pureza o la impureza de los humores corporales, la densidad representaría la medida de lo que podemos denominar tono, poder, vitalidad, resistencia o poder de recuperación de la enfermedad» (Henry Lindlahr).
Un iris de contextura fina, sin irregularidades del tejido, se suele corresponder con una constitución fuerte, con buenos sistemas de recuperación. De hecho, en personas de avanzada edad se observan una mayor abundancia de estos iris, lo cual expresa una constitución más fuerte, y, a la larga, más años de vida en general. En el extremo opuesto hallamos iris muy erosionados, o bien hiperlaxos, con grandes lagunas y «agujeros». En estos casos no se puede condenar a muerte al paciente diciéndole «usted padece de esto, de esto, de esto...», iniciando una lista interminable.
De hecho, los iris con señales abundantes son quizá los más difíciles de interpretar, puesto que en muchas ocasiones se presentan en sujetos aparentemente normales, sin grandes problemas de salud.
Hemos de tener en cuenta que al valorar la densidad estamos valorando lo compacta que es la estructura conjuntiva del iris. Un iris muy débil no se corresponde necesariamente con una constitución muy mala, ya que podría tratarse de una debilidad del tejido conjuntivo, que es lo que observamos. Este sería el caso del iris de debilidad conjuntiva, propuesto por Deck y otros autores de la escuela alemana.
Aunque en mi práctica valoro las densidades del iris del 1 al 5, permitiéndose excepcionalmente una catalogación de 6 en casos muy señalados, otros autores han intentado definiciones de las densidades algo más sutiles.
Así, Dorothy Hall, por ejemplo, expone las densidades, de peor a mejor, en tipos de red, tela de saco, lino, lino-seda y seda; refiriéndose, evidentemente, al entretejido de las fibras del iris. Jensen, en la misma línea, hace una clasificación según tipos de maderas, como pino, en la densidad más ligera, y roble, en la más perfecta. Esta clasificación es muy ilustrativa, puesto que nos da idea de su significado: el de la resistencia general, de forma que la madera de pino, sin ser anormal, es mucho más débil que la de roble.
La densidad del iris está determinada genéticamente y es un signo que ya aparece desde edades tempranas de la vida. Este hecho se puede comprobar cuando se hacen estudios familiares (padres, abuelos, hermanos, etc.), y por ello es erróneo pensar que puede modificarse con un buen tratamiento, lo cual también sucede con la mayoría de los signos irídeos.
CLASIFICACIÓN
Las diferentes gradaciones de la densidad tratan de ser expresión de la variabilidad normal del iris humano. No existen, pues, iris que se puedan catalogar exactamente en una u otra categoría. El iris perfecto no existe, así como tampoco el iris absolutamente malo. La densidad es uno de los datos más fáciles de observar y de alto valor diagnóstico.
Densidad del iris
Densidad 1 (Seda)
Las fibras del iris casi no se observan, no presentan ondulaciones, ni lagunas ni señales blancas de irritación. Las fibras aparecen compactas y finamente unidas entre sí. Todo ello indica una fuerza constitucional elevada, con alto poder de recuperación frente a la enfermedad.
Las personas que tienen este tipo de iris pueden vivir muchos años, aunque no se preocupen en absoluto de su salud.
Densidad 2 (Seda-Lino)
Las fibras se ondulan y aparecen pequeñas lagunas o señales en "pelo peinado", usualmente de color claro. Las fibras se separan algo en ciertas zonas, mostrando un característico ondulamiento de su trayectoria. Esta densidad indica que existen algunas zonas con procesos de debilidad o irritación, con la posible presentación de enfermedades agudas (esencialmente).
Buen pronóstico general. Es más fácil valorarlo en los iris azules, ya que en los pigmentarios no podemos valorar la presencia o ausencia de ondulación de fibras (puesto que no se ven las fibras).
En estos casos, valoraremos sobretodo la ausencia de lagunas y la perfección relativa del tejido observable.
Densidad 3 (Lino)
En ciertas zonas del iris o en su totalidad se observa la presentación de deshilachamientos moderados de la estructura del iris, dejando entrever usualmente algunas lagunas, debilidades, o bien otras señales menos importantes.
La mayoría de la gente presenta una densidad dos o tres. Indica una debilidad constitucional heredada, pero de carácter muy moderado, considerada de pronóstico normal. La mayoría de personas se encuadran en este tipo de densidad, o en la inmediatamente superior.
Densidad 4 (Tela de Saco)
El iris presenta abundantes signos, especialmente laguna. Cuando se localizan alrededor de la corona del iris, de forma simétrica, forman los denominados "Iris margarita", puesto que las lagunas simulan los pétalos de esta flor.
Las fibras radiales del iris se desvían con frecuencia de su trayectoria, invadiendo los sectores vecinos. Esto indica un estado evidente de debilidad constitucional, que habrá de valorarse en relación con el estado de salud y con la presencia de otros signos irídeos que nos hagan sospechar algún proceso de enfermedad.
En todo caso, la recuperación suele ser más difícil (convalecencias largas), y en muchos casos no llega a ser completa, debida la escasa fortaleza constitucional.
Densidad 5 (Red)
El iris presenta múltiples cavidades alveolares, eventualmente pueden observarse criptas. Las fibras pueden seguir una trayectoria aberrante, desviándose del eje radial del iris. La estructura del tejido del iris es mala, con irregularidades, criptas u otros signos.
No hay que confundirlo con el iris de debilidad conjuntiva, el cual marca un tipo constitucional. Es el peor de la escala de clasificación, aunque no indica enfermedad por su mera existencia, sino tan sólo debilidad constitucional.
Una persona con densidad débil puede vivir muchos años si lleva una vida higiénica y con correctos hábitos de vida.
2. CONCEPTOS BASICOS
En la iridología, a parte de ver los signos concretos como son las lagunas, las criptas, los rayos, etc; tenemos que valorar primero el iris de forma general, fijándonos en los grados de vitalidad, pureza y debilidad del iris y el estado de la patología.
Grado de vitalidad
Nos vendrá dado por la densidad de las fibras que forman la trama iridiana. Cuando más compactas estén las fibras, mayor es el grado de vitalidad del iris y si se encuentran separadas nos mostrará lo contrario.
Por ejemplo cuando las fibras se aflojan aparecerán las lagunas y cuando estas se contraen en exceso aparecerán rayos, que nos indicarán excitación e irritación nerviosa.
Grado de pureza
Será determinado por el color de la trama, que veremos más adelante cuando estudiemos las diferentes constituciones, ya que en cada una de ellas será diferente.
Grado de debilidad
Nos vendrá dado por el color que presentan los signos. Cuando más aguda sea la patología más claros se nos presentarán los signos y a medida que se vaya cronificando más se van a oscurecer.
Estado de la patología
Lo podremos ver mediante dos tipos de signos distintos:
Signos en hueco: Nos indica una deficiencia y por lo tanto lo tendremos que llenar, nutrir o estimular.
Signos en relieve: Nos indicará un exceso y por lo tanto lo tendremos que drenar, vaciar o depurar. Es el caso por ejemplo, de los copos o las manchas, que nos indicarán una intoxicación metabólica.
Limitaciones
La iridología no es la panacea, aunque sí hay datos de diagnóstico que solamente pueden obtenerse mediante el examen del iris, como la calidad de la constitución. Como ya he mencionado en el primer tema es muy importante realizar un buen historial clínico del paciente y no quedarnos sólo con el diagnóstico iridológico.
No es la respuesta a todas las preguntas, ya que no nos revela la enfermedad exacta, pero sí la manifestación de signos del proceso seguido por un órgano en el desarrollo de la patología o la tendencia constitucional del enfermo. La manifestación de un signo, no siempre implica que el paciente manifieste la patología.
Tampoco se registran en el iris las operaciones quirúrgicas con anestesia; ya que ésta impide la transmisión del impulso nervioso a las fibras ópticas.
Tampoco nos va ha determinar el estado psicológico exacto de una persona, pero sí nos dará gran información sobre el campo emocional. Esto será muy importante, ya que muchísimas patologías orgánicas nacen de un estado emocional inadecuado (preocupaciones excesivas, estrés, ira contenida, etc).
Con la iridología tampoco se puede detectar el agente patógeno exacto de una infección.
Algunos medicamentos pueden perturbar las cadenas metabólicas y modificar la acción de los neurotransmisores, dificultándonos el diagnóstico.
Los medicamentos de uso más habitual que interfieren son: anestésicos, analgésicos, neurolépticos, ansiolíticos, hipnóticos, corticoides y antibióticos.
Los principios de la curación
Todas las enfermedades son curables pero no todos los pacientes. Es difícil principiar la curación de un paciente pero el primer paso debería ser que el doctor se de cuenta de que evitar una enfermedad también es una forma de curación y que ésta depende de la profilaxis que se establezca desde un principio.
Hay tres principios de curación que deben de ser especialmente recordados:
· El organismo debe de tener un torrente circulatorio sano, porque sin esto, el cuerpo no puede tener una estructura celular sana, y como la vida de la célula depende de la sangre, ésta debe de mantenerse pura y libre de toxinas.
· Consiste en que la sangre debe circular con rapidez suficiente para llegar a todos los órganos y pueda proveer a todas las estructuras celulares, dando así la oportunidad de reconstruir y reparar el cuerpo tan rápidamente como se requiera.
· Proporcionar al cuerpo el descanso necesario ya que esto alivia el cuerpo. Es natural que una persona enferma sienta deseos de acostarse ya que esto proporcionará una recuperación a su sistema.
La purificación de la sangre es lo primero que debemos atender si queremos extirpar una enfermedad, no puede haber una enfermedad si la sangre es pura y si hay una buena circulación de ella. Los alimentos que ordinariamente consumimos son tan inferiores que ninguno de los experimentos hechos en los animales nos mostraron que lo que el hombre generalmente injiere constituye una dieta adecuada para mantener su cuerpo saludable.
1. LA IRIDOLOGIA COMO DIAGNOSTICO
Diremos que la iridología es la ciencia que revela los desequilibrios patológicos y funcionales del organismo por medio de líneas, manchas y decoloraciones que afectan la trama del iris.
El iris es la parte pigmentada del globo ocular, conectado directamente al encéfalo, vía primer par craneal. Es por este motivo que los trastornos orgánicos se reflejan en el iris.
Algunas veces podréis ver que la denominan como diagnóstico por el iris, ya que estudia la relación del iris con el resto del organismo, como una zona refleja (“todo está en todo”). El iris no es la única parte refleja del organismo, también encontramos la oreja, la mano y el pie, utilizados desde hace muchos siglos por la medicina oriental, como forma de diagnóstico.
Muchas veces la iridología puede parecer extraña e incluso mágica, pero todo tiene una explicación nerviosa concreta.
En la trama iridiana observaremos diferentes señales o signos, que serán muestra de la pureza del iris, la constitución y la fortaleza. Por ejemplo, según la constitución podremos saber las debilidades que puede tener la persona y la evolución de la enfermedad.
Entenderemos así, que el iris es la pantalla donde se graba todo lo que ocurre en nuestro cuerpo (excepto en operaciones realizadas bajo anestesia o si se están administrando analgésicos).
Por el iris podremos observar las diferentes etapas de una enfermedad, nos revelará también los depósitos de drogas, debilidades constitucionales y hábitos tóxicos. Es muy importante saber determinar depósitos de drogas medicamentosas, ya que éstas se acumulan en el organismo causando muchas patologías crónicas.
Cada órgano se reflejará en un punto concreto del iris y cada uno de nosotros presentará el órgano en el mismo lugar, haya patología o no.
Con la iridología podremos ver el pasado y el presente y hacer una valoración hacia el futuro.
Para concluir, deciros que la iridología será una gran arma de diagnóstico para vosotros, ya que mediante la observación podéis llegar a ver si hay cosas tan importantes como una hipo o hiperfunción glandular, como está el sistema gastrointestinal, el sistema nervioso, el sistema circulatorio, etc.
Pero, tenemos que tener en cuenta que la iridología por si sola, tiene poco valor y siempre se tendrá que acompañar con una buena historia clínica.
Hacer diagnósticos sin tener en cuenta lo que nos dice el paciente o lo que nos muestran los análisis, pertenece a otro campo que no es el nuestro.
La iridología no es la panacea, ya que no es la respuesta a todas las preguntas. No nos revelará la enfermedad exacta, pero si la orientación patológica. Tampoco es tan importante poner un nombre a una enfermedad, sino ver al ser de forma holística o integral, para determinar en que sistemas tiene debilidad y llegar a conocer la verdadera causa de la patología.
El padre del Dr. Eduardo Alfonso le dijo: “todos los órganos del cuerpo tienen su proyección en el iris para que puedan tomar el sol por vía simpática”.
Esta frase nos vuelve a remarcar la relación nerviosa directa del iris con el encéfalo, explicando así los diferentes cambios de la trama iridiana.